En períodos vacacionales, ya sea con motivo de la Navidad, la Semana Santa o las mismísimas vacaciones de verano es donde se producen las mayores retenciones en la carretera. Los masivos desplazamientos en tan señaladas fechas nos exponen muchas veces a quedar atrapados en los atascos. Una vez metidos en los mismos, el nerviosismo empieza a crecer, convirtiéndose en uno de los mayores factores de riesgo que podemos sufrir al volante.
Tratar de mantener la calma y armarnos de paciencia es lo primero que debemos de intentar hacer, aparte de aumentar las medidas de seguridad, ya que los atascos pueden sersinónimo de accidentes, especialmente provocados por los errores que cometemosa la hora de conducir en las retenciones. Este se traduce que, en vez de contribuir a la descongestión del tráfico en la carretera, empeoraremos aún más la situación.
Como vemos, lamentablemente no siempre actuamos adecuadamente a la hora de enfrentarnos a un atasco. Situaciones en las que muchos conductores mantienen una serie de hábitos, por ello en Circula Seguro te comentamos los más comunes.
1. Cambiar constantemente de carril
¿Cuántas veces vemos a algún conductor o a nosotros mismos cambiar continuamente de carril en busca del que circula más rápido? Con esta actitud lo único que podemos conseguir son mayores retenciones y el consiguiente enfado por parte del resto de conductores. Aparte de aumentar las posibilidades de sufrir un accidente.
Esa sensación que nos acompaña de estar siempre situados en el carril más lento y cuando nos cambiamos al de al lado, nos vuelve a ocurrir lo mismo. Ante esta necesidad, lo mejor es tratar de olvidar esta intención y permanecer en el carril inicial evitando los constantes desplazamientos.
También debemos de tratar de evitar otro riesgo habitual como es cambiar de carril y quedarnos a mitad de camino entre uno y otro, impidiendo al resto de conductores su avance.
2. No respetar la distancia de seguridad
Lamentablemente cuando se produce un atasco, lo normal es circular a escasos centímetros del vehículo que nos precede, lo que lleva muchas veces a producir pequeños impactos en el coche. Además, las reacciones de los conductores en un atasco suelen ser imprevisibles, de tal manera que cuando el atasco parece desaparecer, unos metros más adelante se vuelve a formar una nueva retención, lo que obliga a los conductores a dar un frenazo.
3. Acelerar y frenar bruscamente
Muchos conductores tienden en los atascos, cada vez que se reanuda la marcha, a acelerar para después frenar de manera brusca. Este modo de conducir es contraproducente además de peligroso tanto para nosotros como para el resto de conductores. Cuando nos encontramos en mitad de un atasco, es primordial no solo ir despacio sino también dejar el espacio de seguridad. De hacerlo de esta manera conseguiremos frenar despacio y de paso, dejar la suficiente distancia de seguridad. También evitaremos chocar con el coche que nos precede y que el que tenemos detrás nos dé.
4. No utilizar los intermitentes para señalizar la maniobra
Cuando nos encontramos en una situación de atasco tendemos a confiarnos y en más de una ocasión no utilizar los intermitentes para señalizar la maniobra de desplazamiento. El hecho de circular más despacio nos lleva a pensar que simplemente con cambiarnos de carril basta sin que sea necesario indicar nuestros movimientos.
Este comportamiento al volante no sólo supone un peligro en los atascos sino en el resto de situaciones como es el hecho de salir de una rotonda, o coger la salida de una autovía. Por ello es muy importante utilizar los intermitentes para señalizar con antelación nuestros movimientos al resto de conductores y de esta manera, incrementar la seguridad.
5. Perder los nervios y tener mucha prisa
Los nervios y las prisas no son buenas consejeras, sobretodo en la carretera. Antes esta situación lo mejor es mantener la calma sino queremos llevarnos un buen disgusto. Una recomendación básica aunque efectiva es probar a salir de casa cinco minutos antes de lo habitual. De esta manera y pese a vernos envuelto en un atasco lograremos llegar a nuestro destino antes dejando a un lado los nervios.
6. El vicio de pisar embrague
No solo nosotros somos los únicos que sufrimos en un atascos, también lo hace la mecánica, precisamente, uno de los elementos que más sufre es el embrague. El hecho de tener que realizar pequeños desplazamientos hace que muchos conductores descansen el pie sobre el embrague, lo que produce un desgaste prematuro del mismo.
Ante una situación como la mencionada lo más recomendable es pisar el embrague lomenos posible y únicamente cuando sea necesario para desplazarnos. Mientras nos encontremos parados, lo mejor es situar el punto muerto. De esta manera, lograremos evitar un desgaste prematuro de esta pieza, cuya sustitución no es que sea barata que digamos, sino más bien todo lo contrario.
7. No valorar rutas alternativas
Cuando nos encontramos en un atasco, muchas veces podríamos evitarlo si eligiéramos otra ruta alternativa que nos lleve al mismo destino, aunque pase por carreteras secundarias o que obligue a hacer algún que otro kilómetro más. Esto no siempre es posible, pero gracias a los sistemas de navegación actuales, podemos conocer y valorar esta posibilidad.
8. Avanzar en punto muerto
Otra práctica ineficaz, que sacrifica la mecánica es dejarse llevar en los atascos en punto muerto, en el caso de que la inercia de la vía lo permita. Este error pasa factura a tu vehículo, que acaba estropeándolo a marchas forzadas. Lo ideal es mantenerse parado en punto muerto, sin pisar el embrague reanudando la marcha siempre que sea posible de la manera habitual, embragando.
Fuente: Circula Seguro
No hay comentarios:
Publicar un comentario