La nomofobia es un trastorno psicológico que se caracteriza por una adicción a los dispositivos portátiles en general y al teléfono móvil en particular. Un fenómeno social que puede provocar la falta de concentración en tareas importantes como es el caso de la conducción y, en consecuencia, una mayor probabilidad de tener un siniestro vial tras una distracción al volante. Pero, veamos cuales son sus síntomas y cómo evitar que nos afecte.
Cuales son los límites de la atención
Siempre hemos alertado sobre el peligro que supone utilizar un teléfono móvil mientras se conduce. Ya lo contamos hace unos años tras un suceso real ocurrido en una carretera en EE.UU, donde una conductora muere tras publicar un mensaje con selfie incluído en Facebook. De ahí, nuestros títulos o mensajes que trasladamos a los jóvenes: Autofoto o selfie al volante: la prueba de la imprudencia; Selfie al volante, esquela con rostro; Si te haces un selfie: no conduces; cómo perder la vida en unos segundos, etcétera… David Strayer, un destacado investigador americano, nos cuenta que las simulaciones de conducción en su laboratorio han demostrado que hablar a través de un teléfono móvil, incluso con un dispositivo de manos libres, es tan peligroso como conducir ebrio.
El cerebro humano es un ordenador muy potente pero tiene limitaciones que reducen la atención en tareas importantes como, por ejemplo, la conducción. Utilizar el teléfono móvil mientras se conduce provoca una falta de atención en la que uno deja de percibir información real sobre las señales de tráfico. Por ejemplo, en nuestra memoria a corto plazo podemos retener simultáneamente un número limitado de elementos. Si nos vemos en una intersección regulada por semáforos son muchos los detalles que debemos tener en cuenta: si existen peatones, vehículos que nos preceden y nos siguen, situación y elección del carril adecuado.
Si, además, añadimos advertir un contratiempo como pudiera ser la luz intermitente amarilla del semáforo por avería, el hecho de utilizar un teléfono móvil durante la conducción nos restaría concentración. Prestar atención a otra cosa supone un cambio de situación, es decir, quitar de la memoria a corto plazo los elementos de la tarea anterior y poner la información de la tarea nueva.
¿Cómo sabemos si tenemos nomofobia?
Existen ciertos síntomas que deberían hacer saltar las alarmas sobre comportamientos que presentan adicción a las pantallas táctiles:
–Sensación de ansiedad: la falta de recepción de llamadas, notificaciones y mensajes, incluso nerviosismo.
–Taquicardias: la falta de teléfono móvil tras una incidencia o tras quedarse sin batería o cobertura.
–Pensamientos obsesivos: comprobar con frecuencia y de forma insistente el hecho de disponer del teléfono móvil por miedo a no llevarlo tras salir de casa.
–Dolor de cabeza: pensar en una posible pérdida del teléfono móvil a pesar de tenerlo en un lugar seguro.
–Dolor de estómago: síntomas anteriores que se repiten con frecuencia hasta el punto de afectar en la forma de vida.
Ante éstos síntomas, es aconsejable consultar con una persona especializada en adicciones y en el tratamiento de la seguridad personal o la autoestima. El abuso del teléfono móvil se produce muchas veces porque la persona se siente presionada en algunos aspectos de su vida y de los que debería liberarse. Si se repite éste comportamiento en cualquiera de nosotros puede incluso afectar a nuestro comportamiento y a labores habituales como, por ejemplo, en la conducción. La disposición a utilizar el teléfono móvil se hace de forma inconsciente y sin tener en cuenta la repercusión que tiene sobre la atención y control sobre los mandos y dirección de cualquier vehículo.
Si conduces, ¡apaga el móvil!
En consecuencia, debemos evitar el uso del teléfono móvil e incluso las conversaciones con manos libres si vamos conduciendo salvo que se trate de una emergencia y siempre que lo hagamos a motor parado y en lugar seguro para no afectar al resto de usuarios. Tener una conversación, por ejemplo, con nuestra pareja mientras conducimos hasta nuestro destino, es una oportunidad perfecta para decir: “Te dejo que te centres en la carretera, podemos hablar cuando llegues…” La situación lo requiere. Es más, debemos estar atentos a otros conductores que puedan ir distraídos y para ello hay que mantener el control, es decir, estar preparados para reaccionar cuando veamos que alguien (cualquier conductor, peatón o usuario) realice algún movimiento incorrecto.
De ahí, que nuestro actual Reglamento General de Circulación regule en su artículo 18 las obligaciones del conductor y que cito textualmente:
1. El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos.Se considera incompatible con la obligatoria atención permanente a la conducción el uso por el conductor con el vehículo en movimiento de dispositivos tales como pantallas con acceso a internet, monitores de televisión y reproductores de vídeo o DVD. Se exceptúan, a estos efectos, el uso de monitores que estén a la vista del conductor y cuya utilización sea necesaria para la visión de acceso o bajada de peatones o para la visión en vehículos con cámara de maniobras traseras, así como el dispositivo GPS.2. Queda prohibido conducir y utilizar cascos o auriculares conectados a aparatos receptores o reproductores de sonido, excepto durante la correspondiente enseñanza y la realización de las pruebas de aptitud en circuito abierto para la obtención del permiso de conducción de motocicletas de dos ruedas cuando así lo exija el Reglamento General de Conductores.Se prohíbe la utilización durante la conducción de dispositivos de telefonía móvil y cualquier otro medio o sistema de comunicación, excepto cuando el desarrollo de la comunicación tenga lugar sin emplear las manos ni usar cascos, auriculares o instrumentos similares.
La Ley de Seguridad Vial establece que el conductor debe prestar atención permanente a la conducción. Lo que quiere decir que existen otras tareas no menos peligrosas como, por ejemplo: comer o beber, discutir con los pasajeros, maquillarse o afeitarse de camino al trabajo, leer un mapa de carreteras, etcétera… Por tanto, al volante sólo existe una tarea y es la conducción permanente a la conducción.
Y recuerda, ninguna llamada de teléfono móvil puede ser más importante que nuestra propia vida.
Vía | Nomofobia
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