En la última campaña de revisión de neumáticos de Michelin en 2014, el 48% de los más de 13.000 vehículos revisados circulaban con la presión incorrecta en alguno de los neumáticos, un dato muy preocupante ya que pone sobre la mesa que son muchos los conductores que no son conscientes de la importancia de circular con neumáticos en buen estado. Recordamos que son el único elemento que une el vehículo con el asfalto y que, por tanto, son claves en la seguridad.
Qué puede pasar si no revisamos la presión
En cualquier vehículo viene indicada la presión correcta recomendada por el fabricante, que es la denominada presión nominal. Esta información bien la encuentras en el libro de instrucciones, en la tapa del depósito de combustible o en una pegatina situada en la puerta y suele indicar la presión adecuada para carga media y para carga alta.
Si la presión fuera incorrecta tanto en todos los neumáticos como en alguno de ellos, afectará al comportamiento del vehículo poniendo en riesgo tu seguridad y la del resto de ocupantes y usuarios de la vía.
La presión hay que revisarla todos los meses con los neumáticos fríos y siempre antes de iniciar un viaje. ¿Y esto por qué? Porque en condiciones normales, sin fugas ni pinchazos, un neumático pierde entre 0,05 y 0,1 bares por mes, por lo que, sin un mantenimiento periódico, en tres a seis meses la presión sería inadecuada.
Seguridad, duración y consumo, perjudicados
Una presión inadecuada influye en la seguridad, en la duración del neumático y en el consumo de combustible:
- Presión correcta: Nominal +/- 0,3 bar. Los neumáticos ofrecen seguridad, una duración adecuada y un consumo correcto de combustible.
- Presión admisible temporalmente: entre -0,3 y -0,5 bar. Menor duración del neumático, mayor consumo de carburante y degradación del comportamiento. La vida útil del neumático se puede reducir hasta un 20 por ciento.
- Presión inaceptable: entre -0,5 y -1 bar. Presión peligrosa si es inferior a -1 bar. Las consecuencias son una pérdida grave de estabilidad, aumento de la distancia de frenado, deterioro irreversible del neumático y riesgo de reventón o desllantado.
Sólo es cuestión de concienciación y de coger la rutina de mirar la presión una vez al mes aprovechando que acudimos a una gasolinera o cuando vayamos a iniciar un viaje. Son unos pocos minutos que nos pueden salvar la vida.
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